Son muchas las poblaciones turísticas de costa que a partir de septiembre echan el cierre y sus playas se quedan desiertas. Si has pasado tus vacaciones de verano en la costa, seguro que te has preguntado si es una buena idea vivir cerca del mar también los meses de invierno.

Si estás pensando en invertir en la compra de una segunda residencia en la costa para estos meses o alquilar alguno de los numerosos apartamentos que se quedan vacíos durante el invierno, bien seguro acertarás.

El clima es el principal factor de atracción para aquellas personas que deciden vivir en la costa en invierno. De hecho, la provincia de Alicante es la que cuenta con mayor número de residentes extranjeros en cuyos países los inviernos son muy duros. También son muchas los personas del interior de la península que deciden comprar una casa cerca del mar, no sólo para disfrutar del verano, sino también para hacer escapadas a la costa los meses de invierno.

La salud se ve favorecida por vivir en la costa, especialmente los meses más fríos del año. Numerosos estudios afirman que vivir cerca del mar es muy beneficioso para la salud, donde un clima agradable incluso los meses de invierno favorece la práctica del ejercicio físico y a mantener una vida más activa. Los problema de artrosis, artritis y otras enfermedades cuyos efectos se agudizan en invierno tienen un mejor tratamiento en zonas con un clima costero.

La geografía de la Costa Blanca y el clima Mediterráneo contribuyen a ser una zona excepcional para la salud. El privilegiado clima de la Costa Blanca es, según la OMS, “uno de los más saludables del mundo”, con más de 2.800 horas de sol al año y una temperatura media anual de entre 17º y 19º. Además, la zona de Altea cuenta con una calidad excepcional del aire según estima la OMS, con una baja contaminación, fundamental para tratar enfermedades pulmonares y respiratorias como el asma, o incluso enfermedades del corazón.

Incluso con estas temperaturas tan agradables, son muchas las viviendas que cuentan con sistemas de calefacción adaptados para las noches de invierno más frías: calefacción de gas natural, gasóleo o propano, radiadores, suelos radiantes o las siempre acogedoras chimeneas. El frío no será un problema.

Además del clima, también influye un estilo de vida tranquilo, alejado del estrés de vivir en una gran ciudad. Las poblaciones de costa, tradicionalmente pesqueras, son sin duda un remanso de reposo y tranquilidad, más aún en invierno. Tanto si te decides por un apartamento en primera línea de playa o una villa en una urbanización más alejada, durante los meses de invierno encontrarás la tranquilidad que buscas. Al tratarse generalmente de núcleos de población pequeños, es posible ir caminando a cualquier lugar: playas, zonas verdes, supermercados, tiendas, restaurantes o lugares de ocio. Con el coche, necesario si la urbanización está más alejada de la costa, las conexiones son muy sencillas y rápidas, ya que además se evita el tráfico del verano.

Finalmente, el precio de las viviendas durante los meses de invierno suele ser más bajo. Esta caída de precios se refleja fundamentalmente en las viviendas de alquiler, siendo una gran oportunidad de disfrutar de la playa sin las aglomeraciones de gente que se agolpan durante el verano.