Ya parece que se nota el descenso de temperaturas, más apropiadas del otoño y el invierno que se aproxima. Incluso ya en algunas casas se han encendido la calefacción, especialmente por las noches, para estar más calentitos y confortables.

Con la subida del precio de la energía, cada vez es más importante mirar con lupa la factura de la calefacción, los tramos horarios con tarifas más económicas, y la eficiencia energética y consumo de los sistemas de calefacción. No todos gastan lo mismo, algunos incluso pueden llegar a consumir el doble de energía que otros.

Hay que tener en cuenta que la calefacción es el sistema más costoso desde el punto de vista energético. La calefacción supone casi dos terceras partes del consumo de la energía de un hogar. Pero también podemos ajustar este gasto en función de factores como la ubicación de la vivienda, su tamaño, o el aislamiento de la paredes, puertas y ventanas.

Te contamos cuál es el sistema de calefacción más barato para que ahorres al máximo sin pasar frío. Aunque este listado es muy genérico, centrado en el sistema y no en la fuente de energía, y habría que matizarlo según cada vivienda, nos puede dar una idea general de la situación de los sistemas de calefacción en 2022.

1. Bomba de calor: la calefacción más económica

La bomba de calor permite tener calefacción en invierno y aire acondicionado en verano en un solo aparato. Se toma la energía de la red eléctrica o incluso de fuentes renovables y la transporta al interior de la vivienda para calentarla. Y también funciona a la inversa, es decir, lleva el calor del interior de la vivienda al exterior para refrescarla.

Todo ello lo hace de forma eficiente, con un mantenimiento sencillo, y aunque el calor se disperse antes que otros sistemas, consigue y mantiene una temperatura perfecta con muy poca energía. La clave está en la fuente de energía que emplea la bomba de calor, donde podemos diferenciar :

  • Red eléctrica, los típicos radiadores eléctricos y aires acondicionados que simplemente se atornillan a la pared. Al usar la red eléctrica su consumo dependerá de las tarifas de las distribuidoras eléctricas, actualmente con tarifas elevadas, pero tienen una instalación sencilla que puede compensar el coste de la producción mediante fuentes tradicionales como el carbón, gas o energía nuclear.
  • Fuentes renovables, que ofrecen algunas ventajas: son inagotables, más limpias y rentables a largo plazo ya que el coste de producir energía es más barata que las fuentes tradicionales, y compensa a la larga el mayor coste de la instalación.
    • Aerotermia, son sistemas similares a los tradicionales aires acondicionados, con una bomba de calor en el exterior de la vivienda que se encarga de transferir calor a un radiador en el interior de la vivienda. Es un sistema que no contamina al no producir humos ni residuos, solo hay que mantener los filtros limpios y aporta más energía de la que consume, aunque requiere una instalación inicial.
    • Geotermia, que aprovecha el calor que llega desde la superficie de la tierra empleando una bomba de calor geotérmica que extrae la energía calorífica constante del subsuelo de la vivienda para llevar al interior de la vivienda. La principal ventaja es que puede usarse sin límite de tiempo. El mayor problema es su instalación, ya que necesita excavar y soterrar tuberías. Sin embargo, una vez hechas la obra y la instalación, la geotermia permite grandes ahorros en el consumo.
    • Biomasa, esta energía renovable se genera a partir de la combustión de la materia orgánica, desde los ya habituales pellets de madera hasta huesos de aceitunas o cáscaras de frutos secos. Aunque emite humo en la combustión, son las calderas más ecológicas del mercado. El único residuo que deja es un poco de ceniza y su mantenimiento es muy sencillo.
    • Energía solar, donde se aprovecha la energía procedente del sol para aplicarla a la calefacción. La instalación necesita de placas solares fotovoltaicas y un inversor eléctrico que convierte la corriente continua que genera las palcas en corriente alterna para utilizarla en la vivienda. Esta energía se puede emplear en cualquier aparato eléctrico, incluidos los radiadores eléctricos tradicionales. Una opción cada vez más habitual es la instalación de paneles térmicos y un acumulador de agua con regulador para disfrutar de agua caliente a bajo coste. Una fuente de energía, la solar, cada vez más demandada debido a la bajada de precios de las placas solares y las ayudas otorgadas para su instalación, que permiten amortizar la inversión inicial en pocos años.
paneles solares térmicos

Los paneles solares térmicos se emplean cada vez más para la producción de agua caliente usando la energía solar.

2. Calefacción a gas: calor homogéneo en la vivienda

La calefacción de gas es uno de los tipos de calefacción más utilizados en las viviendas de la Costa Blanca los últimos años. Además de no contaminar excesivamente, permite elegir entre tres tipos de combustible: gas natural, gas propano y gasóleo.

Requiere la instalación de una caldera de gas donde almacenarlo, y radiadores que emitirán el calor por la vivienda. La caldera realiza la combustión del gas de forma eficiente y unos conductos la llevan a los radiadores. También es habitual los sistemas de agua caliente por gas, como las habituales calderas de butano presentes en muchas casas. Por combustible, el gas natural es el más barato, seguido del propano, butano y finalmente el gasóleo.

El precio del gas, especialmente desde la invasión rusa de Ucrania, ha hecho que este sistema de calefacción no sea tan rentable como hace unos años, donde su precio era más estable. También hay que tener en cuenta la instalación de la caldera de gas, que ocupa un espacio en la vivienda o en la comunidad de vecinos, y su mantenimiento y suministro de gas periódicamente.

3. Suelo radiante: la calefacción del futuro

El suelo radiante es uno de los sistemas de calefacción más confortables que existen. Aunque lleva años en el mercado, van mejorando en rendimiento y son estéticamente el sistema más limpio. No hay radiadores visibles, sin ruidos, con un mayor confort térmico y sin pérdidas de calor.

El sistema de suelo radiante consiste en una instalación de cables eléctricos o tuberías bajo el suelo de la vivienda, por las que circula agua a temperatura elevada. Estos conductos soterrados desprenden calor que se propaga hacia arriba, calentando el suelo y el ambiente de la vivienda. El calor suele producirse por la combustión de gas en una caldera en el sótano, pero recientemente se están popularizando los sistemas que emplean fuentes renovables como la geotermia o placas solares.

Este sistema permite ahorrar entre el 10% y el 30% el consumo de calefacción, sin pérdidas de calor, proporcionando un calor agradable y uniforme sin resecar el ambiente. Sin embargo, requiere de una elevada inversión inicial y de obras para su instalación, ya que debe levantarse el suelo de la vivienda.

4. Radiadores de agua y aceite: un clásico en las casa de España

Los radiadores de agua son el sistema más utilizado en España. Se suele emplear una caldera de gas que quema el combustible y el calor producido se lleva a los radiadores, que en lugar de emitirlos directamente, calientan el agua que almacenan para producir y mantener el calor. Una de las ventajas es emplear este sistema también para calentar el agua caliente que se usa en la vivienda. El mantenimiento, aunque es sencillo, implica purgar los radiadores para quitar el aire acumulado que evita que el agua del radiador se caliente de forma eficiente.

Otra de las opciones más empleadas en España son los radiadores de aceite. Suelen ser aparatos independientes que no necesitan instalación, y por tanto pueden moverse por la casa a conveniencia. Se enchufan a la red eléctrica, utilizando esa energía para calentar el aceite que llevan en su interior. Una vez alcanzado el calor deseado, con un termostato se logra una temperatura constante y homogénea. Aunque tienen un mayor consumo que otros sistemas, su calor permanece durante horas después de apagarlos, y tiene la gran ventaja de no necesitar instalación.

5. Calefacción por acumulación y por convención

La calefacción por acumulación es otro sistema muy empleado dado que no requiere de una instalación compleja y, además, no emite humos ni gases contaminantes. Se emplean unos calefactores conectados a la red eléctrica, de fácil instalación, que tienen unas resistencias eléctricas que convierten la electricidad en calor. Estas resistencias están fabricadas de materiales que guardan el calor producido para liberarlo más adelante. De este modo es posible encender estos aparatos en las horas con mejor tarifa horaria, para liberar el calor en las horas con peor tarifa. Aunque su instalación es sencilla y económica, consume bastante energía eléctrica para generar el calor necesario.

Finalmente tenemos los sistemas de calefacción eléctrica por convección, también con resistencias que convierten la electricidad en calor, pero en lugar de acumular ese calor, el aire caliente que se obtiene circula por el interior de los convectores para emitirlo en su totalidad al exterior. Al igual que el anterior sistema de calefacción por acumulación, su instalación es sencilla, pero su consumo es muy elevado.